ORLANDO, Fl – Cuando los gobiernos proponen acciones que implican sabotear pasadas inversiones públicas, la frase que rebota en los oídos es contundente: mala administración.
Y este es el claro caso con el Área Ambiental y de Visa Silvestre de Split Oak Forest, un bosque de 1,689 creado en 1994 cuando el Condado de Orange, el Condado de Osceola y el Florida Commnunities Trust destinaron $8.6 millones en fondos de los contribuyentes para comprar la propiedad.
La intención fue que estos terrenos constituyeran un área de amortiguamiento y zona de mitigación para compensar por el impacto ambiental que causarían los futuros desarrollos en la zona impulsados por el crecimiento poblacional, urbano y comercial.
Pero, al cumplirse casi 30 años de esa iniciativa ambiental, los mismos condados que encabezaron esta gesta ambiental, ahora emprenden una acción inusitada que no solamente constituye un impacto ambiental nocivo y detrimental para ese ecosistema, sino que, desde el punto de vista administrativo, supone el mal uso de fondos de millones de dólares en dineros públicos.
Los Condados de Orange y Osceola han pedido que se cambien las reglas de protección de este ecosistema para viabilizar la construcción de una carretera con peaje que sería parte del Osceola Parkway. La carretera impactaría de forma directa 60 acres de la reserva, dañaría de forma indirecta 100 acres y golpearía malamente 77 acres que constituyen un habitat para tortugas terrestres. En palabras sencillas, la carretera fragmentaría un area natural como una gran cicatriz que impediría el desplazamiento de las especies y laceraría la interconexión natural de los ecosistemas que allí existen.
Más allá del impacto ambiental claramente expuesto, este cambio haría que en un futuro, los ciudadanos se resistan a apoyar iniciativas de protección natural temiendo que, en un futuro, un gobierno de turno decida echar al suelo un esfuerzo de conservación de un lugar rico en especies de flora y fauna.
La propuesta carretera contradice la razón que dio vida a esta reserva para que sea protegida a perpetuidad.Los desarrolladores, que tienen intereses en proyectos urbanos aledaños a la vía, proponen que se permita la construcción de la carretera ofreciendo, a cambio, 1,550 acres de tierra a manera de compensación. Pero estos terrenos -que ubican al norte y noroeste de la reserva- carecen de valor natural y, peor aún, aparecen zonificados como zona industrial o residencial.
Lo irónico de esto es que, si se aprueba esta transacción, estos terrenos necesitarán una inversión millonaria en dineros públicos para ser restaurados y convertidos en áreas naturales de alto valor. ¿Estarán disponibles los ciudadanos a pagar impuestos adicionales para restaurar un predio que, en un futuro, podría ser destruido por la administración de turno?
De otro parte, esta reserva, aparte de los valores naturales y ambientales que provee, son un área de esparcimiento recreativo vitales para la salud emocional y social de los residentes. La reserva es una parada natural para aves migratorias, es refugio para reptiles amenazados como las tortugas y es, sobre todo, un pulmón verde productor de aire puro para una zona bajo gran presión desarrollista.
Los ciudadanos han expresado de forma contundente su oposición a la construcción de esta carretera. De hecho, El 86 % de los votantes del Condado de Orange aprobaron un referéndum en 2020 que restringió la capacidad de la Junta de Comisionados del Condado para enmendar, modificar o revocar las restricciones y convenios actuales que limitan el uso de Split Oak Forest al uso de conservación.
Cambiar estos convenios constituyen un mal precedente para el futuro de la conservación en nuestro estado y llevaría el mensaje equivocado que ninguna tierra de conservación está realmente protegida.